Durante nuestras aventuras por el mundo, son unos pocos sitios los que han conseguido impresionarme mucho a nivel emocional... y uno de ellos fué el Museo de Remanentes de la Guerra de Ho Chi Minh City.

Desde que éramos pequeños hemos visto muchas películas sobre el conflicto de Vietnam con EEUU. Lo hemos leído en los libros del colegio y lo hemos visto en fotografías o documentales en el canal de Historia, pero cuando entras en este museo de la antigua ciudad de Saigón, te das cuenta de que la realidad no es exactamente como te la habían contado. Si es cierto que en una guerra, cada uno de los bandos tiene su propia versión de lo ocurrido pero es que hasta este momento yo sólo había visto una de esas versiones...

El recorrido por el museo era muy interesante, había una planta llena de noticias, carteles y documentos gráficos sobre la guerra, en el exterior había un montón de vehículos de la época incluyendo helicópteros, tanques y coches.

Y en la planta de arriba había una parte donde se pueden ver todo tipo de armas, munición, uniformes de ambos bandos...etc. Pero en la otra parte del edificio hay una sala dedicada a algo que jamás había visto... La sala del Agente Naranja.

Lo que en esta sala se refleja realmente, es el horror que supuso el uso de un arma química sobre una población inocente y ajena a los verdaderos propósitos del conflicto. Nada que ver con esos increíbles guiones de Hollywood donde un joven Martin Sheen en busca de Marlon Brando cruza media selva entre bombardeos de napalm con música de Wagner de fondo (Apocalipsis Now), o a Tom Cruise luchando por adaptarse a la vuelta de su particular experiencia en Vietnam (Nacido el 4 de Julio), ola lucha que mantenían Tom Berenguer y Willem Dafoe con Charlie Sheen por medio (Platoon).

Tampoco es comparable a esas películas con guiones "críticos" sobre ese grupo de reclutas preparándose para la guerra que les esperaba (ChaquetaMetálica). Y aunque si que es cierto que la intención deCoppola, Kubrik y Stone era la de realizar una crítica a través de las grandes pantallas sobre un conflicto que jamás debería de haber existido, la verdadera realidad esta en esas paredes pintadas de color naranja.

Queda claro que en la guerra pierden todos, pero es que en esta ocasión los que han perdido mucho, por no decir todo, son los que vivieron en primera persona la guerra química desatada en la selva de este país. Y normalmente, cuando en un museo se pueden sacar fotos a los cuadros o a las imágenes, luego lo publico en esta web, pero tan solo fui capaz de fotografiar la entrada de esta sala desde lejos y las dos primeras fotos... ya que según iba pasando por las distintas secciones, se me quitaron las ganas hasta de sostener la cámara.

Moraleja: A veces los "buenos" de las películas no son tan buenos.