En nuestro recorrido por Myanmar contratamos algunos tour privados que consistían en un coche con conductor/guía que nos acercaba a varios sitos de interés. la mayor parte de las veces acordábamos este servicio con el hotel explicando que sitios queríamos ver y luego ya ellos nos hacían una ruta. Lo bueno de esto es que ves aquellos lugares que tenías apuntado en las notas para el viaje y además descubres sitios nuevos gracias al guía local pero también tiene una parte negativa y es que muchas veces te llevan a lugares que acaban convirtiéndose en auténticas "turistadas". Con esto me refiero a esos lugares que eran muy especiales pero a los que acuden diariamente miles de personas y convierten un lugar bonito en una atracción de feria.

Y este es el caso de algunos monasterios de Myanmar. Nosotros no teníamos previsto en nuestro plan visitar estos lugares pero nuestro guía nos explicó que en Bago había un monasterio muy recomendable para visitar.

Al principio todo parecía normal, íbamos recorriendo los pasillos y visitando las distintas estancias pero de repente comenzó a llegar una gran cantidad de turistas... De estar prácticamente solos, pasamos a no poder ni andar... Al parecer, habían llegado como 4 o 5 autobuses de turistas aparentemente de procedencia japonesa que entraron en tromba al monasterio y comenzaron a colocar tripodes gigantes y cámaras de fotos de gran valor en medio del pasillo central del monasterio.

Esto nos cogió un poco desprevenidos y no teníamos muy claro de lo que pasaba porque nuestro guía no hablaba casi inglés y lo único que nos señalo es que debíamos visitar el monasterio. Lo que ocurrió a continuación es que sonó una campana y muchos de estos turistas comenzaron a concentrarse en un lugar del templo. Nos acercamos y vimos que allí había unas cacerolas gigantes repletas y un señor iba repartiendo cuencos de arroz cocido a la gente. Una señora nos explicó que era una ofrenda para los monjes que iban a llegar en unos minutos y que debíamos coger un cuenco de arroz y esperar en una fila que comenzaba a formarse a los lados del pasillo.

Hasta aquí mas o menos todo normal, incluso nos pareció un detalle bonito que la gente se acercara al lugar para hacer ofrendas a los monjes... el problema fue cuando empezaron a entrar los monjes budistas al pasillo central y formaron una gran fila para recoger los cuencos de arroz y otros utensilios como jabón, cepillos de dientes e incluso dinero. En este momento, todos los turistas que llevaban los trípodes y cámaras comenzaron a hacerles fotos pero no solo eso, sino que sin ningún tipo de respeto se dedicaban a empujar al resto de personas para conseguir la mejor fotografía o selfie...

Sinceramente nos entró una vergüenza ajena y nos dio la sensación de que aquello mas que un monasterio parecía un zoo donde los pobres monjes tenían que aguantar ese espectáculo diariamente. Quiero imaginar que en el pasado, a esta hora, eran los propios vecinos quienes se acercaban al monasterio para regalar esos utensilios y objetos de necesidad a los monjes. El problema es que por alguna razón, esto ha acabado siendo una turistada vergonzosa de la que una vez que fuimos conscientes, decidimos no formar parte y abandonamos el lugar.

Y si, es cierto que para nosotros los occidentales, ver una fila de 1000 monjes que acuden a su hora de la comida, puede resultar curioso pero lo que no debemos olvidar nunca que al igual que nosotros son personas.Asi que realizad las fotos que creáis convenientes, pidiendo permiso siempre que sea posible porque claro que es un lugar curioso para visitar... pero hay que hacerlo con el respeto que merece este lugar y hacia las personas que viven allí.

Yo prefiero quedarme con las fotos que pude hacer antes del "espectáculo":